Bueno para comenzar, todo empezó al inicio
del primer bimestre, en el cual nos dijeron a todo el salón que como proyecto de
Ciudad de Dios, nos tocaría ir a una casa de reposo. Por mi parte, me puse a
pensar que es algo nuevo para mí y que sería un reto , ya que es la primera vez
que llegue a visitar, una casa de reposo de ancianitos, aunque no es la primera
vez que veo una pero es diferente ir y
llegar a platicar con los abuelitos de aquella casa .Así mismo, fue como comenzó
todo este proyecto, para ser más exactos el 11 de Marzo, poco a poco fuimos
visitando la casa de reposo, sin embargo me pude dar cuenta de que algunos les
costaron poder hablar con los abuelitos, puesto que no los conocían y era algo
nuevo para nosotros. De todos modos cada
uno se fue integrando y haciéndose amigos de los abuelitos. Al principio
algunos iban a visitar a los abuelitos porque formaba parte de la nota del
curso y eso también me incluye a mí, pero me pude dar cuenta así como los demás,
de que no es por la nota sino porque todo el cariño, apoyo, respeto, esperanza,
alegría etc., que nos habían dado por parte de nuestros padres y amistades, podríamos
brindarles a los abuelitos cuando conversemos con ellos y los escuchemos. Además
poniéndonos en su lugar, yo creo que también
me sentiría sola de que no muchos me visiten y necesite compañía, así que
pienso de que fue muy lindo que nos tocara la oportunidad de ir y no solo
hacerles compañía a ellos sino también apoyarlos en lo que ellos necesiten.
A lo largo de mis visitas a la casa de
reposo, me pude dar cuenta de que ellos necesitan compañía, apoyo, alguien
quien les alegre el día o les preguntes como has estado?, como te va?, qué has
hecho? en fin…y que ellos al escuchar ello piensen que no son los únicos de la
casa de reposo que se preocupan por ellos. Así es que, creo que toda las veces
que he ido, me di cuenta de que he conocido increíbles personas, que a su vez
te pueden enseñar algo y nosotros a ellos también, además que ellos te saben escuchan
y hasta te pueden dar consejos. Tú puedes sentarte a conversar con ellos de
todo, preguntarles ¿qué es lo que más te gusta hacer? O ¿cuál es su comida
favorita?, etc.…y ellos te respondan contándote
de su pasado, sus experiencias y tu sentado junto a ellos o arrodillado
escuchando, es muy grato.
Por mi parte, al principio me resultaba difícil,
puesto que yo no soy de esas personas que les gusta hablar mucho y que prefiere
escuchar y según eso aconsejar además si es que son personas nuevas es aun mas difícil
pero me di cuenta de que en ellos aun les quedaba una chispa de esperanza
entonces por qué no intentarlo? Así que empecé a platicar con cada uno de ellos
aunque no llegue a conocer a todos pero a los que conocí fueron a Norma, quien
me recordó que aun hay esperanzas (refiriéndose a los familiares con
enfermedades) ,de que uno no está solo y puede
contar con las demás personas y con Dios, para lo que sea y que hay que
seguir intentando y no rendirse, aunque estemos ya casi por decir “ya me rindo”
y no seguir más, aun hay esperanzas. Así que por parte de ella, me llego a
enseñar algo nuevo o más bien a recordar. Por parte de Jaime y Jiro, me
enseñaron a siempre sonreír ya que cada vez que iba a la casa de reposo, siempre
los encontraba sonriendo y eso a mí me hacia sonreír e alegrarme ya que a veces
iba a la casa de reposo, cansada o triste así que cuando entraba, lo primero que casi siempre veía eran a ellos
dos riéndose, así que les agradezco a ellos por siempre sonreír e alegrarme el día
de forma indirecta.
Por otro lado, hubo veces en las que iba agotada
o estresada o tensa, pero cuando empezaba a hablar con ellos, dejaba de lado
mis preocupaciones he empezaba a tranquilizarme he hubo veces en las que tocaba
o contaba temas personales muy fuertes
que marcaron en mi vida y fueron muy
dolorosas entonces cuando hablaba de ello con los abuelitos, mas con las
abuelitas me resultaba más fácil contarlo porque sabía que ellos me escuchaban,
como es en el caso de una abuelita que se llamaba Hermelinda, quien fue a la primera
abuelita que conocí y además de que le había
contado acerca de experiencias relacionadas a lo que ella me contaba sobre su
familia y que solo tuvo un hermano, que
ya había fallecido además de que su familia era de bajos recursos económicos y
al escucharla y verla que se le salían lagrimas de sus ojos cada vez que me iba
contando acerca de ellos (sus padres), me transmitía el sentimiento de tristeza
y darme cuenta de que ellos se sienten abandonados y que necesitan de el apoyo
de un ser querido, que los acompañe y les brinde todo su tiempo en preocuparse por
ellos.
De igual modo, durante mis visitas a la
casa de reposo, pude emplear las
experiencias de Ciudad de Dio, como:
Trabajo en comunidad
Se compromete y se esfuerza
Conocerse, Aceptarse y Superarse
Siente con la iglesia y con el mundo
El haber ido a la casa de reposo,
me hizo reflexionar que hay personas como los abuelitos de ahí, que necesitan
de compañía y apoyo. Además de que si me llegaran a preguntar sobre ¿Cuál fue
mi ladrillo en este año? Puedo decir que fue haber llegado ir a la casa de
reposo y haberles hecho compañía a los abuelitos. Así mismo, como todo ladrillo,
me resulto pesado cargarlo al principio pero encontré la manera de que no lo
fuera así y se podría decir de que fue el haber conocido a los abuelitos, haberlos acompañados y ayudarlos en lo que
necesiten, y sentir al final de que hiciste una buena acción, que de algún modo
te hizo cambiar para bien en ser más humilde y solidario.